La chica jardín

Cuando despertaste, despeinada, note que tu cabello ondulado se asemeja a las plantas de tu ventana.
Algunos mechones se conjugan con los malvones simples, rosas y colorados. Otros a los geranios. Más tupidos y furiosos.
En el flequillo y delante de los lóbulos de las orejas algunas suculentas se escaparon del sol de otoño.
Antes de apurar mis mates y servirte un café negro, me sonreí como un nene.
Y luego de cerrar la puerta encare la paleta de colores, por cierto monótonos respecto a tu pelo, de las calles suburbanas.

dnt

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