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Mostrando entradas de 2011

Barro (2011)

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Barro en los pies. Barro y humedad de pisar a trancos cortos el extenso sendero. Nadie puede en este mundo decir que eso es una vereda urbana. Bueno, sí alguien: doña Blanca, que se enoja cada vez que alguien pisa sus correspondientes 8,56 metros de lote porque según decía : - arruinan la vereda, no ven que llovió hace unos días!. Con lo cual buena parte del año, entre lluvia y lluvia, según su sermón, no debían “pisar su vereda” hasta que seque. Ni hablar de los pastizales, la zanja con agua estanca y el lodazal de la “calle” por donde ni un carro botellero se animaba a aventurarse. A cualquier parte que fuese algún habitante del barrio, el barro en el calzado era una marca de su procedencia y a veces, origen, y a la vez que la vergüenza de sus portadores, la mirada reprobatoria con aire de condena social y moral del observador: la directora de la primaria N° 756, una vieja miserable que a la que se llenaban los ojos de lágrimas solo cuando miraba atentamente el monto de la

Límites I (2011)

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El cambio de dirección de la lluvia. De oblicuo bobo y sin ganas a perpendicular intenso en el borde de un alero de chapas, en la casa del frente. Nadia pensaba en eso, desnuda sobre la alfombra, en cuclillas al borde de la ventana balcón. En el recorrido de las gotas y en la difusa presencia de la luz de mercurio. En este anochecer inmóvil, furiosamente denso de otoño en que las luminarias de la calle y sus reflejos le dan a esa parva de bolsas de residuos olvidada el claroscuro que la convierte en  una “instalación” urbana. Apaga el cigarrillo en el cenicero que tiene apoyado en la alfombra -entre las piernas-. - No sé por qué estoy acá con vos. Mira a Pedro que, también desnudo, duerme sobre el colchón. -No sé por qué te digo que no sé por qué estoy acá si ni siquiera despierto estas. Y con la mueca de ironía silenciosa y autoestimulante,  dada la circunstancia, vuelve a observar la lluvia. Se sintió más grave que compleja. Mucho más grave que ser compleja.

La dictadura militar o la dialéctica de los arrolladítos de matambre y queso. * (2006) La memoria de ese niño.

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No sé cuál es exactamente la consigna del trabajo planteado. Sé perfectamente si, que alguno de los compañeros aquí presentes sabrá reseñar y explicar con justeza la tristemente célebre “tablita” que puede resumirse en la formula elaborada por  Adolfo Canitrot en 1978: π d  >  π x    +  ë La tablita, fue parte de la lógica de acumulación y endeudamiento externo de los últimos treinta y pico de años, que junto a la formidable fuga de capitales signaron el desarrollo económico del país. Como se detalla en varios trabajos si bien las medidas de política económica fueron tomadas entre el 1977/9 (apertura económica; liberalización financiera) las consecuencias más drásticas del proceso de eclosión económico no fueron percibidas hasta el principio de la década del 80. Con cierta anterioridad cronológica – pero no estratégica - (1975 por ejemplo y el Operativo Independencia) se debió de modificar, junto a la política económica para disciplinar las fuerzas sociales populares, la re

4:30 a.m.

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Manuel estiró el brazo hasta alcanzar el reloj despertador. Sara miró hacia la luz del semáforo y vio que estaba rojo. Con su mano derecha tanteo en el bolsillo de su campera buscando el paquete de Philips Morris. Andrés prepara café, revuelve con monotonía - lento pero seguro- mientras se apoya en la pared de la oficina de "Control de Personal" de González Rodríguez &Cía. Black se rasca con su pata trasera las pulgas en el alero trasero de la casa de "doña María", mientras la luz de la sirena de una lancha de "la bonaerense" en silencio trajina los pozos de tierra de la calle. "doña María" sueña con que "su" Alberto retorna del cementerio. Sueño recurrente e inútil, desde hace años. Sara prende el último cigarrillo del paquete mientras enfila, ya con luz verde al kiosco de Godoy Cruz y Santa Fé, de ahí el 57 o el tren hasta su casa, la piecita del fondo de alquila junto a Andrés en casa de doña María. Luego de vestir

Letras viejas IV

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entre dientes aceptan jugar a quien no miente. Se lima  una manzana  por el costado que más gusta.  y así, prefieren jugar sin las fichas, y esperar la mano   ¿Es mío el ancho? ¿o falta ensueño? va cayendo de a poco el telón y llueve el beso mas dulce y el mas despiadado,  es justamente el del final. Quizás algo termina, cuando crees que va a empezar dg (1998)

Letras viejas III (2002)

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Tres sopapos, al menos hasta que perdió la cuenta, hasta que se encontró hundido en el remolino. Tres cachetadas. Fuera de sí, creyó ver: una vieja, dos mamarrachos de traje y corbata, un mendigo, una pareja de nuevos hippies, sin paz. Algún paraguas, varios teléfonos celulares y hasta un perro que harto de su dueño empezó a ladrar.  Él mismo, recordaba haber tirado algunas trompadas, afilar su lengua y lastimar cada vez que pudo. Dentro de la pelea, atraído por ella, gambeteándola si suerte. Con la suficiente cantidad de heridas creyó retirarse, o ser despedido de la rabia que mantenía en movimiento el torbellino. Cuando abrió la puerta  la noche cubría cómplice la huida, frente al espejo estudió los magullones, frente al espejo se convido un vaso de tinto berreta.  Se acostó entre sabanas sudadas, mugrientas, lejos de la asepsia que su estado reclamaba. La luz del televisor fue la amante que acarició sus llagas primero, y qu

Letras viejas II (2003)

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Me llevo tus silencios... desgajo ( o intento) en ellos, tus sueños los mas bonitos, los que no tengo. Y en penumbras te veo guardarte desnuda a la luz de está vieja lámpara que enmarca tu figura. Hasta las sombras ahí te ayudan, son parte del mío mito tu cuerpo estalla bárbaro en mis sueños y en tus pequeños pechos nace una canción . Los días crecen claros: tu risa y tu boca, les dan calor. Mi desamparo (desalma) tus escondidas, y al vuelo le sigue el porrazo para que no se me haga carne: vos. Suave, maldita y húmeda Te acurrucas en mis brazos Para cuidarte del mundo... y en el mundo estoy yo. Emborracharme con tus manos cuencos Sangre y saliva (otra vez) Mentiras y pasión (otra vez) ¿ quien me salva de tus vaivenes? el de tus piernas y tu amanecer si los relojes rebelan su vida (se rebelan a). Porque, bonita vida es juntos- no tiempo- no paralelos días sin sueños.                               A las caricias le sigue el

Letras viejas I (principios de siglo)

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Soy el espejo de tus miserias esperándote, siempre. la ternura de tus manos, hambrientas de carne. La paz que previene la tormenta. ¿de que sirve un cielo nublado si no podes tronar? El sol glorioso (enceguecedor) traidor, de tu seguro andar. la sonrisa de los críos, que sin nada que perder disparan sin piedad, tiernas (malditas) verdades. Soy el hambre del desamparado y el hambre del curioso. Soy tu casa, desterrado para siempre, la libertad: la misma que tanto miedo te da. Las venas, por donde ya ardió tu sangre. Soy la respuesta a tu pregunta y tu duda para siempre. La dignidad del humillado y la bestia que estabas resignando. Soy las miserias, la tormenta, el sol la sonrisa, el hambre, la ternura, tu casa el destierro, tú curiosidad la bestia, la traición las venas y sobre todo: la libertad; la sangre que temes como criatura desamparada.  dg                                                            

El Borde

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Debemos hacer, debemos escribir desde el lugar que en la aldea nos ha tocado. Debemos -porque corresponde y es orgulloso que ocurra- escribir en el borde. Mejor sobre el borde y varios subfijos: en el borde- para el borde y desde el borde. En el borde geográfico (político geográfico) del conurbano de Buenos Aires, similar y diferente a otros tantos cordones periféricos del mundo. Fantasma social que acecha otros bordes. Cinturón y corset. En el borde que es simbólico y guarda para sus integrantes, misterios, sangre, risas, complicidad y miserias. Pulsión. Bienvenidos!  no puedo asegurarles un cómodo paseo. dg